Un alto porcentaje de las quejas de los clientes respecto al transporte se refieren a los trenes y, entre ellos, especialmente a RENFE. Por desgracia, la despreocupación de la compañía ferroviaria, antiguamente modelo ejemplar de tráfico por ferrocarril en Europa, es tal, que a muchos de sus viajeros ya solo les queda la resignación. Entre esas quejas se incluye un penoso servicio de atención en las estaciones (por no decir inexistente en muchas de ellas), una penosa y desastrosa página web, y un penoso trato de sus productos.
Entre esos productos se encuentran sus tarjetas, entre las que se incluyen las de fidelidad.
Si hablamos de automóviles, hace un tiempo que pedí mi tarjeta CEPSA, la cual me la enviaran rápida y gratuitamente. Más aún, tras haberse equivocado con mis apellidos, me enviaron otra nueva corregida al poco tiempo. Un trato -al menos en este aspecto- que es muy de agradecer a CEPSA.
También solicité una tarjeta de autobuses, en este caso de ALSA, que te permite ciertas ventajas si usas ese tipo de transporte público, y que me enviaron también rápida y eficientemente.
Además, también poseo una tarjeta de cliente de líneas aéreas, IBERIA en este caso, que te permitía acumular puntos y, en fin, más o menos lo habitual en tarjetas de fidelización.
Curiosamente, de todos esos medios de transporte, el que utilizo más habitualmente es el tren, pero a pesar de haberles solicitado su tarjeta, en su caso no he vuelto a saber de ellos. Es increíble cómo les dan la espalda a su clientes en RENFE, y lo poco que se preocupan por cuidarlos. Un transporte que, como comentaba al principio, en tiempos era la envidia de Europa (España era uno de los países con más kilómetros de vías férreas) entre unos y otros se han dedicado a desmantelarlo, a culparse entre sí, a ignorar a sus clientes y a prestar un servicio que deja muchísimo que desear.
Lo más irónico (o, si queréis verlo así, lamentable, porque a mí también me lo parece) es que lo que sí han hecho es darme de alta en su lista de correo, a la que te incorporan cuando solicitas la tarjeta, para anunciarte promociones y diversas ofertas que puedes hacer con esa tarjeta. Promociones y viajes en los que puedes usar tu tarjeta de RENFE, una tarjeta que no tengo.
Está claro que mis datos, y mi petición, la recibieron (porque sino no me habrían dado de alta en su lista de correo en donde, además, te inundan de publicidad que ni ellos mismos se creen), pero en gestionar el envío de la tarjeta física ni se preocuparon. La razón ellos solo la saben, y no quiero pensar que sea solo desinterés, aunque visto lo visto lo más seguro es que sea eso, es decir: que no les preocupan sus clientes lo más mínimo, y que perder o ganar clientes les da absolutamente igual. ¿Debería privatizarse RENFE para que, al igual que ALSA, o CEPSA, se preocupen de verdad por hacer su trabajo - que es lo que les pedimos, tampoco les pedimos más-? Ahí lo dejo y probablemente vosotros, como yo, sepáis la respuesta.
| Redacción: CODE Intermedia | codeintermedia.com