Siempre he convivido muy de cerca con las calles de la ciudad, los extrarradios, y a veces por placer, otras por necesidad, tuve que moverme de un sitio a otro recorriendo bastantes kilómetros. No es nada singular, no es nada extraño, muchas personas lo hacen a diario (e incluso distancias más grandes) trasladándose en coche. La diferencia es que los escenarios que suelo visitar y por los que solía transitar eran tan variados, que te obligaba a tener que llevar unas veces algunas cosas contigo y, otras, elementos distintos.
Además, si uno se traslada en auto, en autobús, o con mochila, no tiene el mismo problema y puede llevar consigo casi "de todo", lo que pueda necesitar o lo que pueda requerir. Pero en mi caso muchas veces no ocurría eso, tenía que irme "con lo puesto" y metía en el bolsillo "cualquier elemento útil" que me parecía conveniente.
Con elpaso de los años me he dado cuenta que esos elementos que solía llevar conmigo se repetían, y que otros eran superfluos y podía prescindir de ellos mientras que a veces me encontraba con cosas que no eran fáciles de encontrar, o al menos a los lugares que iba.
Decidí entonces reunir en un mismo sitio todos esos elementos y así poder cogerlos en un instante al salir, metiéndolos en un bolsillo de la cazadora, o dentro de la mochila.
Como son cosas para que uno cargue con ellas, comprobaréis que están miniaturizadas y compactadas al máximo, no solo para que no pesen, sino también para que no ocupen mucho sitio.
Algunas de ellas puede que las uses casi cada semana, otras solo muy de cuando en cuando pero, cuando las requieras, agradecerás enormemente el tenerlas.
Os voy a explicar una por una de qué se trata, porque creo que puede ser bastante útil para alguien que busque llevar consigo algo práctico. Tened en cuenta que a estos artículos he llegado tras bastantes años de pruebas "de fallo y error", no suelen ser artículos que haya decidido llevar conmigo sin más. Son, por ello, fruto de la experiencia.
Antes de describir los artículos a llevar, conviene tener claro el dónde llevarlos. Tras probar distintos estuches, he comprobado que el mejor de todos (no hay "envoltorio" perfecto) son estas pequeñas carteritas que se pueden encontrar en multitud de establecimientos, como droguerías.
La razón de elegir esta cartera es bastante lógica: se amolda bastante bien a lo que pongas dentro, y molesta menos si se lleva con uno. He probado cajas metálicas, y de esos pequeños contenedores para tarjetas (tarjeteros), pero todos son bastante molestos porque los artículos que pongas dentro quedan "sueltos", al caminar, "bailan", y tienes que preocuparte en ordenarlos muy bien, así como en prestar atención a que no se abran. Al abrirlos, todo lo que lleves se desparrama, y no te permite que los abras de una forma digamos "discreta", cosa que con la cartera de piel (o de plástico, como es esta, o textil) sí puedes hacer.
Además, en un momento dado la cartera de tela puede "dar de sí" y puedes meterle alguna cosilla más que puntualmente requieras, mientras que las cajas sólidas, con el espacio ya predefinido, para poner algo tendrás que retirar otra cosa.
Otra ventaja de estas carteras es que cuando pasas por arcos de seguridad no suenan, y no tienes que andar con el lío de tener que sacarla, enseñarla, mostrar que no llevas nada "peligroso" ni cosa parecida, mientras que las metálicas sí son un riesgo.
Como se ve, las bondades y ventajas de llevar una pequeña cartera o monedero de este tipo son muchas.
Dentro de esa carterita llevo algo que os sorprenderá seguramente la utilidad práctica que tiene: una cajita de cerillas, de las más pequeñas. Como las cerillas solo encienden con su caja, y no se pueden prender con ningún otro útil, llevar la caja es imprescindible si no queremos transportar con nosotros unas cerillas de adorno.
Eso es una gran ventaja en lugar de un inconveniente: nos ofrece un contenedor bastante sólido para meter otras pequeñas cosas ya que, obviamente, no necesitamos llevar con nosotros todas las cerillas (sería una tontería). Dentro de la cajita de cerillas transporto un frasquito, el cual obtuve de una de estas muestras de perfume. En el frasquito llevo una curiosa mezcla: como tengo alcohol isopropílico al 99%, como seguramente sabréis el alcohol tan puro no es muy eficaz como antiséptico, y para matar las bacterias y demás agentes se requiere una mezcla con agua, que puede ser en torno al 90% o, mejor aún, en torno al 80%.
De manera que cogí mi alcohol casi puro, y usando agua bendita lo rebajé al 80%, de esta manera llevo conmigo tanto una mezcla que puedo usar como desinfectante, o como agua bendita, cumpliendo ambas funciones.
En mi época en mantenimiento de edificios comprobé la enorme utilidad que posee un clip, con el que aprendí incluso a abrir puertas con él; dado que apenas pesan ni ocupan espacio, llevo varios en la cajita de cerillas.
Otro dispositivo que he echado mucho de menos en varias ocasiones, y que aprendí a llevar conmigo, es un pendrive. En este caso se trata de una minúscula memoria USB que tenía abandonada por ahí, aunque en el caso de no tenerla podría haberla sustituido por una tarjeta microSD con su adaptador, que también son minúsculas. Todas esas tarjetas de poca capacidad que seguramente muchos penséis que ya no os servirán para nada, para estos menesteres tienen una funcionalidad inmensa, y os pueden sacar de algún que otro apuro.
También llevo una pequeña alambre enrollada, que cogí de la espiral de un cuaderno, y que es muy útil para atar cosas e incluso como punto de unión improvisado.
Por supuesto, también llevo algunas cerillas (que para eso sirve la caja de cerillas también...).
Sobre la caja de cerillas señalar algunas cosas que hay que considerar: es de cartón, así que con el tiempo se acaba poniendo arrugada o se da de sí. Dado que una caja nueva cuesta solo unos pocos céntimos, no hay problema, aunque también podemos guardar cajas ya usadas para estos menesteres. Otro tanto de lo mismo ocurre con las cerillas, ya que la humedad las acaba inutilizando, así que no estaría de mas revisarlas cada seis meses o cada año o incluso, dado su poco precio, sustituirlas directamente sin más.
Además de la caja de cerillas llevo en el estuche la pequeña navaja suiza de la que os hablé aquí. Sobre su utilidad no os descubro nada nuevo, y sus usos son muchísimos. No pesa apenas y casi ni ocupa espacio, por lo que llevarla siempre con nosotros es algo muy acertado.
Además, llevo una toallita desinfectante. Ya vísteis que llevo el frasquito de alcohol, pero en la mayoría de ocasiones es más útil -y rápido y cómodo- recurrir a una toallita de estas. Este tipo de toallitas se adquieren en farmacias, tienen un precio elevado (en torno a los ocho euros) pero merece la pena comprarlas, porque traen muchas (creo que la caja es de cuarenta) y nos durarán bastante.
Otro útil muy básico e importantísimo es un espejo pequeño. Seguro que a muchos os ha ocurrido estar en un sitio solitario y metérseos cualquier mota de polvo en el ojo, o un insecto. Eso puede producir una molestísima conjuntivitis que os puede arruinar el día (si no va a incluso a mayores, ya que en el intento de rascaros se puede clavar). En aquellos momentos seguro que habríais agradecido contar con un espejo. Por supuesto, sus usos son muchos más, pero ese es uno de ellos.
No he acabado aún, como veis algo tan pequeño como una carterita de estas da para mucho: llevo un alambre plastificada, de estas de tendedero. No se suele usar, pero a veces necesitamos algo dúctil y esta alambre lo es. No ocupa espacio si hacéis solo una vuelta, y prácticamente no pesa nada.
Llevo también una bolsita, que es un elemento muy polivalente (por ejemplo: podemos usarla como recipiente improvisado, imaginaros que encontráis agua y necesitáis mezclar algo o transportarla con vosotros, la bolsita os puede salvar en esa situación). Y hablando de agua, llevo un sobrecito de azúcar también en el kit. El azúcar es un elemento muy necesario si os encontráis en situaciones de emergencia, como personas diabéticas que sufran bajadas de azúcar, o si vosotros mismos sufrís desmayos. Además, con él se puede preparar una bebida energética "de socorro", si carecéis de otra cosa. Podéis añadirlo al agua o a cualquier otra bebida (o alimento). También puede servirnos de ayuda para desinfectar heridas (aplicando azúcar directamente sobre la herida), y también se puede usar (con cloruro potásico) como activador de fuego.
He de decir que no me agrada llevar alimentos, pero el azúcar es una de las excepciones ante ésto. El sobrecito que llevo es uno de esos que dan en las cafeterías con el café, simplemente pedís dos, y os lleváis uno o si, como a mí, no os gustan los bares, podéis pedírselo a alguien que os los dé. En mi caso una amiga no suele tomar el azúcar con el café, y me da bastantes. Eso sí, mi consejo es que elijáis siempre los sobrecitos de plástico, que aguantan mucho más, ya que con los sobres de papel que algunas cafeterías dan se corre el riesgo de que se vayan arrugando y acaben derramando todo el azúcar por la carterita, haciéndoos un buen estropicio. Conviene señalar que, como todo alimento, el azúcar aunque dura bastante -dura muchísimo- también conviene cambiarlo de cuando en cuando. Como los sobres de azúcar tienen un precio ridículo, podemos aprovechar el cambio de cerillas cada seis meses o un año, y cambiar también el sobrecito de azúcar.
También llevo conmigo un pequeño lápiz, que es muy fácil de hacer (simplemente cuando esté a punto de acabarse vuestro lápiz, lo guardáis para ésto en lugar de tirarlo a la basura). Las razones de elegir un lapicero en lugar de un bolígrafo son varias: la principal, un bolígrafo puede deteriorarse la tinta, y en el momento en que lo vayas a usar no funcionar (que no os pase como en la NASA, que se gastaron miles de millones de dólares cuando cayeron en la cuenta que los bolígrafos no funcionaban con gravedad cero, para inventar un bolígrafo que pudiera escribir en esas condiciones, mientras que los rusos lo solucionaron con algo simple: sustituyendo el bolígrafo por un lápiz). Un lápiz extrañamente nos deje tirados, es cierto que os podéis encontrar con que la mina se haya partido, pero para eso llevamos la navaja suiza: podemos sacarle punta sin problema. Además, un lápiz puede escribir en más superficies que un bolígrafo, y de su madera podemos obtener pequeñas lascas que usar como alfileres o punzones improvisados. Además, por increíble que parezca, si escribimos en papel con un lápiz y luego cae un chaparrón o se nos moja por cualquier otra razón, el lápiz aguanta más que la tinta de bolígrafo.
Por supuesto, para ello lo mejor sería contar con un trozo de papel, y ¿cuantas veces nos hemos encontrado que teníamos bolígrafo o lápiz, pero no teníamos papel? Muchísimas, ¿verdad? Así que, como un papel casi ni pesa, ni apenas ocupa espacio, lo mejor es llevarlo también en "el kit" bien dobladito y nos evitamos problemas. Media hoja de folio debería ser suficiente, recordemos que es un kit de emergencia, no para escribir nuestro diario, aunque podemos llevar un folio entero si lo consideramos prudente.
Otro elemento que nos puede venir muy bien es un trozo de papel de aluminio, con él podemos hacer muchísimas cosas, por ejemplo una cuchara improvisada, o unir conducciones eléctricas cortadas. También llevo papel de aluminio que envuelve un par de palillos, con el fin de mantenerlos limpios, de esta manera quedan a salvo de suciedad y, llegado el caso, puedo aprovechar también el aluminio.
Además de todo esto, suelo llevar una pequeña bolsita con autocierre, que es otra de esas cosas "para todo". Podemos recurrir a ella si tenemos que abrir el sobre de azúcar, y queremos reservar alguna dosis "para luego", o cosas parecidas.
En el kit llevo también algunas tiritas. Estos apósitos no solamente son útiles para heridas o rasguños, su algodón podemos usarlo para impregnar el alcohol, y su parte adhesiva nos puede servir como cinta de celo de emergencia. Como véis, cada cosa puede tener distintos usos, solo es cuestión de aplicar un poco de imaginación. Con las cerillas atadas en un apósito podemos hacer un fuego más consistente que pueda prender una hoguera por etapas, por ejemplo, haciendo más posible obtener fuego en condiciones de humedad.
Por último, yo he añadido "de mi propia cosecha" un palillo mondadientes. Sé que lo lleva ya la navaja, pero se me ocurrió ponerlo porque cabía aún en la carterita, aunque su utilidad puede que no la descubra hasta que realmente lo necesite.
Ya veis de qué manera tan útil y provechosa podemos hacer uso de una carterita para llevar con nosotros un kit que nos puede resultar muy valioso y sacar de algún apuro. Faltaría aún una linterna, que en mi caso la llevo en el móvil, y una brújula, pero os recomiendo que ese útil (la brújula) la llevéis en vuestro reloj. La razón es que las brújulas pequeñas tienden a inmantarse y se acaban estropeando, por lo que pueden darnos indicaciones falsas y meternos en un gran lío (imagináos que estáis perdidos y que os desvía más de vuestro rumbo..., no lo quiero ni pensar, me ha ocurrido alguna vez y la angustia que se vive no es agradable de repetir), y las brújulas más grandes ocupan y pesa demasiado. Una brújula como la de los Pro Trek, Outgear o G-Shock, podréis calibrarla por vosotros mismos si tenéis dudas sobre su fiabilidad directamente in situ, cosa que con las convencionales no podréis hacer. Además, podréis hacer uso también de su termómetro, ya que normalmente los Casio con brújula también poseen esta función.
Y hablando de termómetros, si queréis podéis añadir al kit una banda térmica, no es muy fiable, pero como orientación nos puede servir. Yo la he usado y la verdad es que puede daros información bastante práctica. La puede usar uno mismo recurriendo al espejo. Yo no suelo llevarla, pero si eres médico o enfermero y quieres usar un kit ligero como éste o parecido para tus salidas, tal vez sea interesante que la lleves, además es muy ligera, no ocupa apenas nada y prácticamente no pesa. Y por si fuera poco son muy baratas. Si estás en un sitio sin asistencia y caes enfermo tú o tus compañeros, te será útil tenerla.
| Redacción: CODE Intermedia | codeintermedia.com