Cuando era pequeño una de mis mayores aficiones era bajar al quiosco y comprar revistas de música, y de las que ahora se llaman "del corazón". Me encantaba especialmente la revista Semana, y entre sus anuncios y sus reportajes de la vida de personajes famosos veía un espejo en el que reflejarme, personas exitosas a las que imitar.
A medida que crecí y empecé a ser más juicioso, por supuesto todo aquello pasó, ya no adquiero revistas del corazón, aunque amigas de mi misma edad sí que continúan leyendo la Pronto, la Lecturas, la Diez Minutos... Porque han cogido la costumbre de leerlas antes de acostarse, o en la sobremesa, cuando tienen unos minutos de descanso tras realizar las tareas de la casa y de la mañana. Otras, más"sofisticadas" ellas, compran la Marie Claire o la Olga, en esos formatos "de bolsillo" que tan de moda se han puesto, para leerlas mientras van o vuelven del trabajo, en el tren o en el autobús.
Sea como fuere, mientras el resto de revistas de prensa de toda temática y estilo palidece y cierran más y más cabeceras, las revistas del corazón continúan con más presencia que nunca, e incluso añadiendo más números, más formatos... ¡y saliendo semanalmente, algo en lo que casi nadie ha podido seguirles!. Es uno de los pocos medios que ni internet ni los smartphones han podido tumbar, y gracias a ellas vive mucha gente. De hecho algunos que otros periodistas han tenido que "tragar" con el periodismo "de puro cuento" de esas revistas, si querían sobrevivir y tener una nómina mensual.
Un experimento parecido quisieron hacer con los hombres, lanzando revistas como Maxim o Mens, que tienen unos números ridículos de ventas comparadas a las de las revistas para mujeres. Ni siquiera las revistas de coches, antaño tan famosas, han logrado esquivar la crisis de internet. Bueno, realmente en Internet en el tema de motor la competencia es tal -lo sé muy bien, lo viví en carne propia- que hasta los medios online han tenido que ir cerrando.
Muchos quisieran encontrarle la explicación o la fórmula que explique qué tiene la prensa del corazón de especial, para no solo lograr sobrevivir, sino incluso abrir nuevas cabeceras. Yo, que como conté al principio fui un lector de ellas desde pequeño, veo que no han cambiado apenas nada: siguen con lo que eran y prácticamente ofrecen los mismos contenidos, con la excepción de que ahora existen dos formatos (el grande y el pequeño, ambos con un tremendo éxito, además). Es decir: no solo se venden bien, sino que se venden bien con dos formatos distintos y teniendo los dos los mismos contenidos.
¿Por qué las leen tantas personas? ¿Por qué atraen a mujeres de toda edad y de todas las generaciones, y de toda clase social? ¿Y por qué esa fórmula no ha funcionado en el caso de los hombres, y no se ha podido exportar al sexo masculino? Sí, ya sé, son preguntas que..., buff, "tienen tela" y que ya quisieran saber muchas editoriales, pero intentaré no huir de la cuestión y entrar al trapo con ellas.
Lo primero que destacaría es que la prensa del corazón (o "prensa rosa") mantiene vigentes unas pautas que no forman parte de las modas, ni de los tiempos, y de ahí su éxito. Toca directamente la curiosidad y el morbo femenino, que es mucho (los hombres son muy dados a mirar, pero las mujeres, lo reconozcan o no, son cotillas por naturaleza, y para darse cuenta de ello solo hay que trabajar con un grupo de ellas unos pocos días si no lo habéis hecho, y lo veréis de inmediato). Eso es algo innato a la mujer y, por lo tanto, "no caduca". Aunque los tiempos cambien, esa forma de ser no cambia (aunque en los tiempos que corren decirlo no quede "políticamente correcto", pero a mí me da igual, es así y punto).
El otro gran atractivo de la prensa del corazón, y que tampoco ha variado desde sus inicios, es que estas revistas ofrecen información muy interesante para ellas. Es cierto que el tema central son los cotilleos, pero entre medias se aliñan con una fórmula muy exitosa, como son las secciones de cocina. En una de las publicaciones que estuve, nuestra empresa tenía un cabecera dedicada a la cocina, que aunque al inicio nadie dábamos "un duro" por ella, acabó convirtiéndose en uno de nuestros pilares. Es cierto que la mayoría de mujeres raramente vayan a adquirir una revista íntegramente de cocina (tienen recetas a mansalva por la Red), pero sí que les resulta atractiva que haya una sección, recetas para coleccionar, trucos de casa, etc. Añade a todo ello pequeñas secciones de relatos, curiosidades y consultorio a lo "Elena Francis", moda, algo de salud y curiosidades, y tendrás la fórmula de la revista del corazón perfecta. No ha cambiado apenas nada. Siempre ha sido así, y siempre ha funcionado así. Como se ve, la fórmula está ahí, y que funciona se ha visto y se sigue viendo.
Ahora bien, ¿por qué no funciona de la misma manera con los hombres? Primero habría que ver que és lo que atrae especialmente a los hombres. No estamos hablando de algo material, algo que puedan adquirir, ver y tocar, como coches, motos o relojes, sino algo intelectual, intangible, psíquico. Lo que les motiva. Si está muy estudiado que para el cerebro de las mujeres (aunque lo interpreten de diferente forma) es el morbo, los cotilleos y el famoseo, ¿qué es en el hombre? ¿El deporte? ¿El fútbol? No. Los bares están llenos de ancianos viendo fútbol, pero eso no les hará comprar revistas y, de hecho, muchas cabeceras que lo han intentado (excepto Marca, AS y alguna más) han fracasado. ¿El sexo? Obviamente sí, las revistas porno son todo un exitazo, pero con la aparición de internet y "el sexo gratis" (porno visual, estamos hablando) tampoco daría nadie "el campanazo" lanzando una revista de esa temática. ¿Que es lo que le interesa al hombre? ¿El bricolaje? ¡Que nadie me haga reír! Ni en sueños. Sí, como una sección estaría bien, pero no el bricolaje como la temática principal.
Por desgracia -para muchas editoriales- a los hombres les importa un comino que tal o cual famoso se separe, o que esta o aquella haya tenido "churumbeles" con éste o aquél. Nada de eso. ¿Qué es, pues, lo que atraería a los hombres para adquirir una revista de ese tipo? Ni los viajes, ni la comida, ni el vino ni los licores ni la exploración espacial. Todo eso son cosas materiales que no tienen que ver con el tema que buscamos, que es más interior, más innato.
Creo que para encontrarlo habría que irse muy, muy atrás, en la prehistoria, cuando las parejas de humanas y humanos, hombres y mujeres, convivían. Mientras ellos salían a cazar, la relación entre ellas en los campamentos de nómadas era crucial, no solo permitían cuidar mejor su prole, ayudándose unas a otras, sino que "los cotilleos" las ayudaban a tener información de sus alrededores y convecinas, que podían luego "transmitir" a su hombre y que pudiera resultarle útil. Esa, por llamarla de alguna forma, "destreza" del papel de la mujer ha hecho que aumente también su facilidad social para interactuar y para relacionarse, algo que los hombres, de forma común, no tienen. Solo hace falta pasarse por cualquier centro de reuniones en clubes o asociaciones para verlo.
Quizá no haya una publicación tan exitosa para ellos como para ellas son las revistas del corazón porque, simplemente, no existe esa predisposición en los hombres. Aunque personalmente creo que triunfaría una sobre cómo ser felices sin mujeres. Eso sí les interesaría a los hombres, porque muchos parecen no saber pensar en otra cosa mientras que ellas, sin problemas, pueden ser totalmente dichosas sin nosotros. Curiosamente, no hay ninguna publicación que haya intentado siquiera explorar esa posibilidad. Quién sabe, igual un semanario así sí tendría éxito y no los que intentan vendernos las curvas de la última diva de Hollywood.
| Redacción: CODE Intermedia | codeintermedia.com