Tradicionalmente España fue siempre una gran potencia en materia conservera, con una industria de una alta calidad, muy pujante y variada. La gran extensión de costas y la riqueza marina peninsular tuvo, por supuesto, mucho que ver a la hora de favorecer el desarrollo de ese tipo de industria alimentaria. Principalmente la zona del norte y del levante han mantenido una extensa tradición conservera, que se remonta a siglos atrás.
Por desgracia esto se ha ido perdiendo, no solamente por la reducción y/o contaminación de caladeros, sino por la competencia de marcas foráneas y la cada vez más exigente especialización y necesidad de modernización.
Una de esas marcas más longevas en conservas de productos marinos es Albo, una marca que empieza a llegar al mercado en 1869, ni más ni menos. Albo nace en ese año con el nombre de "Albo y Arredondo" en el puerto de Santoña (Cantabria). Llegó a contar con numerosos centros de preparación y enlatado, aunque actualmente está presente en tres: Vigo, Celeiro (Lugo) y Tapia de Casariego (Asturias).
Todo el mundo conoce, quien más o quien menos, las conservas Albo. Mientras un gran número del resto de marcas ha tenido que ceder y doblegarse para sobrevivir, fabricando sus conservas para las grandes superficies comerciales y distribuidores, en Albo han tomado otro camino, y es el de la calidad y la atención por el detalle. Así, Albo es de las pocas conserveras que solo ofrece su producto bajo su propia marca, con lo cual no corremos el riesgo de que vayamos a encontrarnos con el mismo producto, pero más barato, en una marca blanca. Eso en Albo no existe, porque solo fabrican para ellos.
A eso se añade un cuidado packaging, unas latas modernas de alta tecnología (son de los pocos que ofrecen las latas anchas, donde el producto se encuentra mejor distribuido y menos "apelmazado" que en las antiguas latas de fondo).
Me agrada mucho Albo porque tienen mucho esmero en el tratamiento de su producto. Una de las cosas que más me repugnan de las sardinas y sardinillas, por ejemplo, es que en muchas marcas blancas la sardina te viene con su cola, algo que en Albo no ocurre porque las colas son retiradas antes del enlatado.
Desde que mi hermano se encontró una lata de sardinillas del Mercadona en mal estado (algo muy raro en una conserva, por cierto) cada vez estoy más convencido de la necesidad de una conserva de calidad, de una marca en la que puedas fiarte. Es cierto que por lo general los productos de Albo son ligeramente más caros que los de las marcas blancas que inundan los estantes de los supermercados de hoy, pero eso tiene una razón de ser, y es el extremo cuidado en la producción y la atención al detalle de la que os hablaba antes. Hace unos días tuve ocasión, precisamente, de conversar un rato con una de las personas responsables de su central en Vigo, y me quedé enorme -y gratamente- sorprendido cuando me describía su proceso de tratamiento en cada producto que envasan. Por ejemplo en las sardinillas, tienen a personal especializado dedicado y formado exclusivamente para ir cortando, pieza por pieza, la cola de cada sardina o sardinilla. No acaba ahí la cosa, sino que, además, luego esas piezas tienen que pasar por la mirada experta de unos inspectores de calidad, quienes tienen que dar su aprobación antes de que llegue a la línea de envasado. Cuando llegan a nuestra mesa, cada ejemplar que vemos ha sido preparado y seguido en una línea de tratamiento que asegura no solo la salubridad y seguridad de lo que comemos, sino su presentación y su esmerada preparación.
Eso no lo hacen solamente con las sardinas, para que os hagáis una idea, cada mejillón de Albo es preparado previamente y le son retirados los molestos "pelillos" uno a uno de manera manual. El personal operario que trabaja en las instalaciones de Albo es preparado antes de ponerse a trabajar con los productos alimenticios mediante cursos específicos, que son regularmente actualizados y manteniendo una formación constante, no solo para que conozcan y usen los últimos procedimientos de manejo y manipulación alimentaria, sino para refrescar conocimientos y evitar también la rutina o la dejadez, así como minimizar los posibles errores manuales que puedan producirse.
Teniendo todo esto en cuenta, ahora cualquiera puede entender fácilmente el que una conserva de Albo tenga ese precio ligeramente superior a las demás. Estamos hablando de un producto que tiene un componente de atención y de mano de obra especializada y dedicada muy alto, eso sin olvidar que los ingredientes seleccionados por Albo son siempre los de primera calidad. De hecho, son una de las pocas marcas que ofrecen en sus variedades de sardinillas no solo aceite de oliva, sino el más beneficioso, aromático y saludable aceite de oliva virgen extra. Estos ingredientes y este proceso de manufacturado hacen que, por necesidad, el producto resultante tenga que ser más caro que el resto, pero es que también es enormemente mejor.
Por fortuna en Albo, para competir con las marcas blancas en este difícil ambiente de los lineales de alimentación en los supermercados y tiendas, han optado por mejorar su producto llegando donde la competencia no puede hacerlo, ofreciendo una cuidada calidad, manipulación muy atenta y unos ingredientes de primera, para hacernos llegar a nuestras manos la más cuidada selección de conservas, con una preparación en donde todos los que han participado en ella solo han tenido un objetivo en común: la máxima satisfacción de sus clientes.
| Redacción: CODE Intermedia | codeintermedia.com