Tras haberlos consumido a veces arrojamos a la basura envases o subproductos de nuestros medicamentos sin caer en la cuenta de que podemos sacarles todavía más provecho, pudiendo reutilizarlos en parte o en todo para, de este modo, minimizar también el impacto sobre el medio ambiente de sus residuos.
Aquí te vamos a dar algunas pistas con lo que puedes hacer con algunos de ellos y ya, de paso, incluso ahorrarte algún dinero evitando comprar productos que ya tienes en casa si los logras mirar de otro modo y darles un uso diferente.
Desecantes
Los tapones de los tubos de pastillas efervescentes van provistos de un potente desecante en polvo, que puedes utilizar para evitar que la humedad dañe tus productos electrónicos o tu ropa, o meterlos en maletas, mochilas, bolsos, zapatos y similares y así prevenir la formación de moho. También son muy buenos para conservar en buen estado las correas de reloj, o incluso pilas y baterías de teléfonos y reproductores MP3, para guardarlas y evitar que se degraden o previniendo que viertan líquido.
Puedes usarlos, en general, como un sustituto improvisado de las bolsas de sílice o de otro tipo de desecantes.
Accesorio para beber
Si te gusta hacer rutas de montaña o por el monte para conocer pueblos y senderos, tal vez te venga bien este curioso accesorio que puedes improvisar con el envase vacío de un inhalador. Puesto sobre la boca de una fuente o de un grifo, te facilitará enormemente la tarea de beber. En su caso, podrás usarlo si lo prefieres para que pueda beber más cómodamente también tu mascota de fuentes públicas.
Huchas improvisadas
Un segundo uso ideal de los tubos de comprimidos es el destinarlos como recipientes para almacenar monedas. ¿Cuántos no tenemos por casa esas monedas que vamos acumulando en cualquier rincón, y que terminan mezclándose unas con otras y al momento de necesitarlas tenemos que revolver entre ellas intentando seleccionarlas por su valor? Sin embargo, si las vamos almacenando ordenadamente en estos tubos, incluso etiquetándolos por su valor, con el paso del tiempo podremos ir reuniendo una colección más que digna que luego podremos -si queremos- llevar al banco (tras ponerlas en los correspondientes cartuchos) o encontrarlas mucho más fácilmente cuando las necesitemos.
Organizar lo más pequeño
Nuestro cuarto truco tiene que ver con el ingenio. Seguro que os habéis encontrado más de una vez en cómo guardar esos tornillos minúsculos o piezas pequeñas al desarmar o intentar reparar o mantener cualquier objeto (un reloj, un móvil, una calculadora...) y os habéis preguntado dónde dejarlas a buen recaudo para seguir con ello al día siguiente y, a la vez, encontrarlas perfectamente ordenadas. Pues muy fácil: cuando acabéis dos tabletas de pastillas, guardadlas. Combinando los alveolos de las dos y poniendo mediante presión unos encima de otros obtendréis un útil temporal para esos menesteres, y podréis recuperar esas pequeñas piezas perfectamente ordenadas y evitando perderlas.
Memoria protegida
Por último, nuestro quinto truco tiene que ver también con el almacenamiento. La mayoría de nosotros tiramos a la basura los sobres de polvo en solución tras disolver su contenido en un vaso de agua, pero ¿sabías que esos sobres, una vez limpios con un algodón o servilleta, son el recipiente perfecto para conservar en el mejor estado chips de tarjeta tarjetas SIM y también evitar que nos lean tarjetas con tecnología RFID? También conservarán y protegerán muy bien dispositivos electrónicos, como memorias portátiles o pendrives (con el pendrive cerrado, obviamente) y son muy valiosos cuando quieres aislar cualquier chip de influencias o campos magnéticos externos.
Muy útil si quieres viajar con ellos y aumentar su protección frente a campos magnéticos.
| Redacción: CODE Intermedia | codeintermedia.com
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